5 de febrero de 2013

La Tortuga (Anthony de Mello II)


Un niño sintió que se le rompía el corazón cuando encontró, junto al estanque, a su querida tortuga patas arriba, inmovil y sin vida.
Su padre hizo cuanto pudo por consolarlo: “No llores, hijo. Vamos a organizar un precioso funeral por el señor Tortuga. Le haremos un pequeño ataúd forrado en seda y encargaremos una lápida para su tumba con su nombre grabado.Luego le pondremos flores todos los días y rodearemos la tumba con una cerca”.
El niño se secó las lágrimas y se entusiasmó con el proyecto. Cuando todo estuvo dispuesto, se formó el cortejo–el padre, la madre, la criada y, delante de todos, el niño– y empezaron a avanzar solemnemente hacia el estanque para llevarse el cuerpo, pero éste había desaparecido.
De pronto, vieron cómo el señor Tortuga emergía del fondo del estanque y nadaba tranquila y gozosamente. El niño, profundamente decepcionado, se quedó mirando fijamente al animal y, al cabo de unos instantes, dijo: “Vamos a matarlo”.

En realiadad, no eres tú lo que me importa,sino la sensación que me produce amarte.
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