26 de enero de 2014

La Máscara






Cada vez que me pongo una máscara para tapar mi realidad, fingiendo ser lo que no soy, lo hago para atraer a la gente, Luego descubro que sólo atraigo a otros enmascarados, alejando a los demás, debido a un estorbo: la máscara.

Uso la máscara para evitar que la gente vea mis debilidades, luego descubro que al no ver mi humanidad, los demás no me quieren por lo que soy, sino por la máscara.
Uso la máscara para preservar más mis amistades, luego descubro que si pierdo un amigo por haber sido auténtico, realmente no era amigo mío, sino de la máscara.
Me pongo una máscara para evitar ofender a alguien y ser diplomático, luego descubro que aquello que mas ofende a las personas con las que quiero intimar, es la máscara.
Me pongo la máscara, convencido, de que es lo mejor que puedo hacer para ser amado, Luego descubro la triste paradoja: lo que más deseo lograr con mis máscaras es, precisamente, lo que impido con ellas.

Anónimo

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18 de enero de 2014

El Amor


No puedes dar al prójimo mas amor del que eres capaz de darte a ti mismo.
Bríndate la misma calidad de comprensión que dispensas a los otros.
Profundiza la capacidad de juzgar con bondad y sabiduría las luchas de tu propia vida.
Todo aquello que rechazas en tu persona también te causará rechazo en los otros.
Si eres poco comprensivo respecto a ti mismo, ignorarás al prójimo.
Si te juzgas duramente, también juzgarás a los demás.
Si sientes verguenza, culparás a los demás.
Si no puedes perdonarte, serás implacable con los otros.
Si pierdes la fe en ti mismo, dejarás de apoyar a los otros.
Tu capacidad de entrega al prójimo, refleja tu capacidad de darte a ti mismo.
El circulo de amor debe incluirte a ti...
Si no es así...
Es preciso reparar la brecha.

Katbleen Keating
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17 de enero de 2014

Dios y su Creación (Anthony de Mello IX)


Los hindúes han creado una encantadora imagen para describir la relación entre Dios y su Creación. Dios "danza" su Creación. El es su bailarín; su Creación es la danza. La danza es diferente del bailarín; y, sin embargo, no tiene existencia posible con independencia de El. No es algo que se pueda encerrar en una caja y llevárselo a casa. En el momento en que el bailarín se detiene, la danza deja de existir.

En su búsqueda de Dios, el hombre piensa demasiado, reflexiona demasiado, habla demasiado. Incluso cuando contempla esta danza que llamamos Creacion, está todo el tiempo pensando, hablando (consigo mismo o con los demás), reflexionando, analizando, filosofando. Palabras, palabras, palabras... Ruido, ruido, ruido...

Guarda silencio y mira la danza. Sencillamente, mira: una estrella, una flor, una hoja marchita, un pájaro, una piedra... Cualquier fragmento de danza sirve. Mira. Escucha. Huele. Toca. Saborea. Y seguramente no tardarás en verle a él, al bailarín en persona.
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15 de enero de 2014

Fácil y Dificil (Anthony de Mello VIII)

 

Se cuenta que había un gran maestro llamado Buso, que vivía con su esposa y una hija, todos con fama de sabiduría y santidad. Un día se acercó un hombre al maestro y le preguntó:

-La iluminación, ¿es fácil o difícil?

Y Buso le contestó:

-Es tan difícil como alcanzar la Luna.

No conforme, el hombre se acercó a la mujer de Buso y le hizo la misma pregunta, a lo que ella le contestó:

-Es muy fácil. Es tan fácil como beberse un vaso de agua.

Intrigado se quedó el hombre y, para salir de dudas, le hizo la misma pregunta a la hija del maestro, que le contestó:

-¡Hombre!, si lo haces difícil es di­fícil, pero si lo haces fácil...

Lo más difícil es la capacidad de ver, ver simplemente, con sinceridad, sin engañarse, porque ver significa cambio, nada a qué agarrarse, y estamos acostumbrados a buscarnos asideros y a andar con muletas. En cuanto llegas a ver con claridad, tienes que volar; y volar es no tener nada de qué agarrarte. Necesitamos desmontar la tienda en la que nos refugiábamos y seguir por el sendero adelante sin apoyos.

El susto mayor es por la aniquilación de todo miedo, puesto que los miedos han sido el manto en el que te envolvías para no ver ni ser visto. Dejar las cosas atrás y enfrentarte a la felicidad, cuando no quieres ser feliz a ese precio. Una felicidad que has de expresar tú y no esperar a que te la den hecha. Aunque vas diciendo que buscas la felicidad, lo cierto es que no quieres ser feliz. Prefieres volver al nido antes que volar porque tienes miedo, y el miedo es algo conocido y la felicidad no.

En mi profesión de psicólogo advierto cada día esto. Lo primero que tiene que entender el buen psicólogo es que el que viene a él no busca la curación, sino el alivio, la comodidad, pero no quiere cambiar; es demasiado expuesto y comprometido.

Es como aquel que está metido en la porquería hasta la boca y que lo único que le preocupa es que no le hagan olas, no que lo saquen de allí. Lo malo es que la mayoría equipara la felicidad con conseguir el objeto de su apego, y no quiere saber que la felicidad está precisamente en la ausencia de los apegos, y en no estar so­metido al poder de ninguna persona o cosa.

Anthony de Mello
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13 de enero de 2014

Un Niño a Bordo



Un niño abordó un avión para viajar a Nueva York, llamando la atención de todos, sube al avión con boleto en mano, busca su asiento y se sentó al lado mío. Se veía un niño educado, seguro e inteligente. Me miró, sonrió, sacó un libro y comenzó a dibujar, pintar y colorear. A pesar de su corta edad, acaso unos 8 años, no presentaba rasgos de ansiedad ni nerviosismo al despegar el avión. El vuelo no fue muy bueno, hubo tormenta y mucha turbulencia. De momento una sacudida fuerte, y todos estaban muy nerviosos, pero el niño mantuvo su calma y serenidad en todo momento ¿Cómo lo hacía?, ¿Por qué su calma? Hasta que una mujer frenética le preguntó;- Niño: ¿no tienes miedo?- "No señora”, contestó el niño y mirando su libro de pintar le dice:- ”Mi padre es el piloto”... A lo largo del camino nos vamos a encontrar con sucesos que nos sacudan como en una turbulencia. Habrá momentos en los que no veremos el terreno sólido y nuestros pies no pisarán lugar seguro. No veremos dónde sostenernos, estaremos inseguros. En esos tiempos hay que recordar que nuestro PADRE es el piloto. A pesar de las circunstancias, nuestras vidas están puestas en el creador. Así que la próxima vez que llegue una tormenta a tu vida o si en este momento estás pasando por una, alza tu mirada al cielo, CONFÍA y di para ti mismo/a: ¡¡Mi PADRE es el piloto!!
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11 de enero de 2014

Opresion (Anthony de Mello VII)


El Maestro siempre permitía que cada cual creciera a su propio ritmo. Que se sepa, nunca pretendió "presionar" a nadie. Y él mismo lo explicaba con la siguiente parábola.

"Una vez, al observar un hombre como una mariposa

luchaba por salir de su capullo, con demasiada lentitud

para su gusto, trató de ayudarla soplando delicadamente.

Y en efecto, el calor de su aliento sirvió para acelerar el proceso.

Pero lo que salió del capullo no fue una mariposa,

sino una criatura con las alas destrozadas.

Cuando se trata de crecer, concluyó el Maestro, no se puede acelerar el proceso, porque lo único que puede conseguirse es abortarlo."
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6 de enero de 2014

El Viejo Pez (Anthony de Mello VI)


“Usted perdone”, le dijo un pez a otro, “es usted más viejo y con más experiencia que yo y probablemente podrá usted ayudarme. Dígame: ¿dónde puedo encontrar eso que llaman Océano? He estado buscando por todas partes, sin resultado”.

“El Océano”, respondió el viejo pez, “es donde estás ahora mismo”. “

¿Esto? Pero si esto no es más que agua… Lo que yo busco es el Océano”, replicó el joven pez, totalmente decepcionado, mientras se marchaba nadando a buscar en otra parte.

Se acercó al Maestro, vestido con ropas sannyasi y hablando el lenguaje de los sannyasi: “He estado buscando a Dios durante años. Dejé mi casa y he estado buscándolo en todas las partes donde El mismo ha dicho que está: en lo alto de los montes, en el centro del desierto, en el silencio de los monasterios y en las chozas de los pobres”.

“¿Y lo has encontrado’”, le preguntó el Maestro.

“Sería un engreído y un mentiroso si dijera que sí. NO; no lo he encontrado. ¿Y tú?”

¿Qué podía responderle el Maestro? El sol poninete inundaba la habitación con sus rayos de luz dorada. Centenares de gorriones gorjeaban felices en el exterior, sobre las ramas de una higuera cercana. A lo lejos podía oírse el peculiar ruido de la carretera. Un mosquito zumbaba cerca de su oreja, avisando que estaba a punto de atacar… Y sin embargo aquel buen hombre podía sentarse allí y decir que no había encontrado a Dios, que aún estaba buscándolo.

Al cabo de un rato, decepcionado, salió de la habitación del Maestro y se fue a buscar a otra parte.
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La Depresion (Anthony de Mello V)


En la vida existen las nubes y existe el cielo. Muchos maestros orientales dirán que antes de este estado que ellos llaman “Iluminación” – se identificaban con las nubes y estaban presos de este sentimiento. Después de la iluminación ellos se identifican con el cielo…

- ¡Oh, ahí viene una nube, una nube negra! Viene y se va…

Es tan sencillo que parece increíble. Y después de un momento dirás:

- ¡Eh! Pasaron seis meses desde que vino una nube negra. Pero no voy a hacer depender mi felicidad de si las nubes vienen o no.

Pero lo que te sucede ahora es que estás en tensión por estar deprimido y cuanto más se combate la depresión, peor se vuelve. Debes enfrentarte con estas cosas sin combatirlas, porque cuánto más las combates más las fortaleces.

Cuentan que había un gran Maestro Zen de quien se decía que había alcanzado la Iluminación; y un día su discípulo le dijo:

- Maestro, qué ha obtenido con la Iluminación?

Y él respondió:

- Bien, te diré esto: antes de estar iluminado solía estar deprimido… Después de haber sido iluminado seguí estando deprimido…

Es desconcertante! ¿No? La depresión no ha variado; ha variado la actitud del maestro hacia ella. Por extraño que parezca él no afirma:

- No seré feliz hasta que esta depresión se vaya…

¿Sabes?, tú también podrías estar sereno y calmo y ser feliz mientras persiste la depresión, sin combatirla, sin ser perturbado por ella, sin tratar de… ¡nada! Estarás sereno.

Ésa es la diferencia. Entonces podrás atravesar por pesares físicos, e incluso por sufrimientos emocionales, y no ser perturbado por ellos.
La depresión, la verdadera depresión es como un monstruo que se apodera de nosotros, nada puede alejarla, ni consejos, ni actividades, nada. Cuando me deprimo, acepto mi depresión, me busco un rincón para convivir con ella y me digo a mi mismo: “Ya pasará” y en efecto después de un tiempo largo o corto, pasa y san se acabó.
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5 de enero de 2014

Riqueza y Pobreza


Una vez, un padre de una familia acaudalada llevó a su hijo a un viaje por el campo, con el firme propósito de que viera cuan pobre era la gente del campo que comprendiera el valor de las cosas y lo afortunados que eran ellos.
Estuvieron por espacio de un día y una noche completos en la granja de una familia campesina muy humilde.
Al concluir el viaje y de regreso a casa el padre le pregunta a su hijo:
-¿ Que te pareció el viaje?
-!!Muy lindo papá!!
-¿Viste que tan pobre y necesitada puede ser la gente?
-¡ Si ¡
-¿Y que aprendiste?
-Vi que nosotros tenemos un perro en casa, y ellos tienen cuatro. Nosotros tenemos una piscina de 25 metros, ellos tienen un arroyo que no tiene fin. Nosotros tenemos lámparas importadas en el patio, ellos tienen miles de estrellas. Nuestro patio llega hasta el limite de la casa, el de ellos tiene todo el horizonte. Especialmente papá, vi que ellos tienen tiempo para conversar y convivir en familia. Tú y mamá tienen que trabajar todo el tiempo y casi nunca los veo y rara es la vez que charlan conmigo.
Al terminar el relato, el padre se quedó mudo...y su hijo agregó:
-Gracias papá, por enseñarme lo ricos que podríamos llegar a ser.
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4 de enero de 2014

El Viejo Samurai


Había una vez un samurai que era de avanzada edad y era conocido como el mejor del pueblo.
Un día, se comentaba de la gran fuerza de un nuevo guerrero joven, quien había matado a muchos de los guerreros mas prestigiosos, y que iba a ir al pueblo para pelear con el gran maestro.
Este, al enterarse de la noticia, aceptó el duelo, porque había escuchado que el joven guerrero hacía enojar a los demás guerreros, y cuando los guerreros se enojaban él era muy bueno para ver un simple error y ganar la pelea.
Cuando llegó el día, el guerrero comenzó a insultar al viejo samurai de todas maneras e idiomas, pero no lo hizo enojar, y se fue indignado.
El viejo samurai contestó, frente a la vacía pregunta de un alumno, porqué no había peleado; dijo: Si alguien viene con un regalo para ti, y tú no lo aceptas ¿de quien es el regalo?
El alumno contestó: sigue siendo tuyo, porque el otro no lo quiso.
Bueno, dijo el samurai, aplica esto a la actitud que tuvo el joven guerrero, y entenderas el porqué.
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2 de enero de 2014

De La Carreta Vacía


Caminaba con mi padre, cuando se detuvo en una curva y, después de un pequeño silencio, me preguntó:
- ¿Oyes algo más, que el cantar de los pájaros?
Agudicé mis oídos y algunos segundos después, le respondí:
- Sí, es el ruido de una carreta.
- Éso es, - me dijo. - Es una carreta vacía.
Pregunté a mi padre:
- ¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si aún no la hemos visto?
Entonces, otra vez mas, me mostró su sabiduría:
- Es muy fácil darse cuenta: "Cuánto mas vacía está la carreta, mayor es el ruido que hace"
"Me convertí en adulto y hasta hoy, cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna o violenta, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y tratando con superioridad a los demás... O a aquellos, que no pueden estar, sin el estímulo de parlantes o de un televisor, que impiden todo tipo de diálogo, tengo la impresión de oir la voz de mi padre diciendo:
- "Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace" Y a la vez : "cuánto se regocija el corazón, cuando vemos pasar una carreta repleta de carga preciosa... Silenciosa... Plena.
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